“Voy a llevarme lo mejor de ti. Lo que más valor tiene, pero que, incomprensiblemente, menos aprecias. A partir de mañana, todo será mio. Hoy tendrás tu última oportunidad de redimirte”, le susurra una dulce voz al oído aún dormido de Abel que despierta sobresaltado y mira el reloj sobre su mesita. Aún es pronto. Sabe que acaba de tener una pesadilla, pero no la recuerda. Sólo es consciente de la intranquilidad que le ha provocado.
Decide levantarse y empezar antes la jornada. Hoy tiene muchas cosas que hacer. Irá pronto a la oficina para adelantar el trabajo atrasado. Así quizá hoy sí pueda regresar a casa para comer.
Se toma un café, se da una ducha rápida y sale precipitadamente de casa hacia el trabajo. Pasa toda la mañana en la oficina con la desagradable sensación de que hay algo que se le escapa. Algo que no puede recordar. Se sumerge entre sus papeles buscando una respuesta, hasta que se da cuenta de que no podrá llegar a casa para comer y telefonea a su mujer prometiendo que mañana sí comerá con ellas. Que hoy trabajará hasta tarde para mañana estar antes en casa.
Su mujer acepta incrédula su palabra y no dice nada. Hace ya mucho tiempo que renunció a esa batalla. Recogerá a su hija esta tarde del colegio y se irán las dos juntas a dar un paseo. Merendarán a la sombra de un árbol y jugarán al escondite. Después regresarán a casa, la duchará y cenarán mientras Alba le cuenta sus historias del colegio y pregunta por su padre.
Pero esta noche será distinta. Porque cuando Abel llegue a casa del trabajo y vaya a leerle un cuento y a darle un beso de buenas noches a su pequeña Alba, encontrará a su mujer y a su hija sobre la cama llenas de sangre y sin vida.
Y entonces recordará lo que esta mañana había olvidado.
Recordará las palabras exactas y el desasosiego que le provocaron.
Recordará, demasiado tarde, que hoy dejó escapar su última oportunidad.
Bufffff...... Impactante....... Chulísimo Silvia 💖
Menudo final,por desgracia casos extremos son los que te hacen a valorar lo que uno tenía, pero ya es demasiado tarde.
Hay siempre a quien se le va la vida sin disfrutar de lo realmente importante. Duro...pero muy chulo!!No te deja indiferente....Bravo!!!!
Carpe diem... el destino te pondrá en tu sitio aunque hagas otros planes. Me gusta cómo se mezcla lo cotidiano y lo excepcional en este relato. Lo que vemos y lo que no queremos ver...😍😍😍
Ufff, que pena más grande.
Te hace reflexionar, a qué le damos importancia y a que no. Que hay que aprender a relativizar y a dar prioridad a las cosas más pequeñas pero no menos importantes, sino las más importantes como son la familia, el tiempo compartido, de calidad claro, con ella.
Sílvia, me ha encantado🥰