“Avísame cuando llegues”, le dijo al despedirse de madrugada en la puerta de la discoteca. Después él emprendió andando el camino de regreso a casa, pues vivía bastante cerca, y ella cogió un taxi en dirección contraria.
“Ya he llegado”, tecleó en su móvil nada más cerrar la puerta. “Gracias. Así ya me quedo más tranquila”, respondió ella.