La piedra de Sísifo
- S.D.Esteban
- 26 abr
- 1 Min. de lectura
—¡Pues no haberme tenido! —espeta la adolescente de malos modos a su madre.
Esta suspira y, con paciencia infinita, recoge su piedra y la empuja montaña arriba. Empuja esa enorme y pesada roca intentado no desfallecer, posicionándose de manera que no duela tanto. Y al llegar a la cima respira aire puro y sonríe a la brisa que acaricia su rostro.
Y sonríe aunque es consciente de que, en cualquier momento, la piedra volverá a caer, como también sabe que cuando esa piedra vuelva a estar al pie de la montaña, ella volverá a cogerla, a llevarla, a acompañarla, desde el pie de la montaña hasta la cima del mundo si hiciera falta. Y una, y otra, y otra vez.
¿Y qué no haríamos por nuestras benditas piedras?
Nota: Ilustración original creada y cedida para este relato por mi talentosa y bendita "piedra mayor" Irene Macián: @irenemaciart.jpg
Gracias por tu relato SD. Hace pensar no solo en cuanto queremos a nuestras piedras, también en si es realmente positivo llevar su peso en lugar de observarlas , permitirles su derecho de aprendizaje y que rueden hacia abajo si no calzan su desnivel. Es ley de vida. Quede claro q lo anterior no está reñido con q siempre “estemos”.
C+
Relato metafórico bonito y tierno.
...aunque no sé...con una piedrita como esa, no sé no sé.... es broma, bien por la gema y por la piedrita. ☀️
Me ha emocionado....😍😍😍que bello mensaje, tanto si eres madre como hija. Cuánta verdad y cuánto amor....❤️