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  • Foto del escritorS.D.Esteban

Confesiones

- Es una pena que Raúl no pueda acompañarte- le dice la amiga y compañera de piso.


- Bueno, vendrá mañana por la mañana; algo es algo. - le contesta ella-. Aprovecharé para escribir durante el día de hoy. Me colocaré en la terraza mirando a las montañas y dejaré que fluyan las palabras por mi teclado. Seguro que saldrá algo bueno de este fin de semana aunque no sea como esperábamos. Ya está pagado, de modo que…


- ¡Qué positiva eres, chica!


- A ver… ¡Qué remedio!


La amiga sale de la habitación y se queda ella sola acabando de meter sus cosas en la pequeña maleta. Lo cierto es que sí que ha sido mala suerte que le hayan programado a su novio una cena de trabajo justo para el día de hoy cuando ya estaba todo programado para un fin de semana romántico, pero no tiene intención de quedarse en casa. ¡A grandes males, grandes remedios! piensa mientras mete las sales de baño y las velas perfumadas en un hueco de la maleta. En las fotos de la casa rural había una enorme bañera en la que tiene la intención de darse un baño de espuma esta noche por primera vez en su vida, tal y como ha visto cien mil veces en las películas. Pondrá música suave de fondo, dejará que la única luz la proporcionen unas velas alrededor de la bañera y disfrutará de una buena copa de vino tinto mientras la espuma acaricia su cuerpo.


Con estos pensamientos y una sonrisa en su rostro, cierra la maleta y abandona su piso compartido hacia un fin de semana que piensa disfrutar de todos modos.


***


El fin de semana termina y la chica vuelve a casa el domingo por la noche. Su amiga la está esperando despierta en el sofá.


- ¿Qué tal lo habéis pasado?- le pregunta.


- ¡De fábula!


- Ven. Siéntate aquí conmigo que tengo que contarte algo.


- ¿Qué ha pasado? Pareces preocupada – le dice la recién llegada dejando la maleta en el suelo y sentándose en el sofá junto a su amiga.


- Lo cierto es que trata de tu novio – le contesta la compañera cogiéndole de la mano para amortiguar el golpe.


- ¿Qué pasa con Raúl?- pregunta la novia sorprendida.


- He estado durante todo el día preguntándome si debía de decírtelo o no, en que quizá debía de dejarlo pasar porque no es asunto mío, en cómo te lo tomarías cuando te enteraras… Porque al final estas cosas se acaban sabiendo siempre… Y me sabe mal decírtelo, pero creo que es mejor que te sepas por mí que que te acabes enterando por alguien de la calle…


- ¡Pero dime de una vez de qué hablas!- interrumpe impaciente la recién llegada.


- Verás, ayer yo había quedado para cenar con unas amigas en el italiano ese que está al lado del piso de Raúl. Bueno, pues justo antes de entrar en el restaurante… -hace una pausa mientras sostiene y acaricia la mano de su amiga entre las suyas para después soltar de golpe: - Vi a Raúl subiendo a su apartamento, muy acaramelado, con una chica rubia despampanante que yo no conocía.


La novia de Raúl aparta la mano de entre las de su amiga y cambia por completo la expresión de su rostro. Hay una gran extrañeza en él; como si no acabara de comprender las palabras de su amiga. Sin embargo, unos segundos más tarde, su expresión cambia por completo al entender el significado de lo que su compañera de piso le acaba de decir, y su rostro refleja una honda tristeza. Mira fijamente a la portadora de malas noticias suplicando un por qué con unos ojos que no entienden. Unos ojos que, acto seguido, dejan de pedir explicaciones y se tornan duros, con una frialdad que la otra chica no había visto nunca jamás antes de ese momento.


- Al final Raúl no tubo esa cena de trabajo. Vino a la casa rural ayer a la hora de comer y estuvo conmigo todo el fin de semana- le espeta a su supuesta amiga.

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