Cuenta la leyenda que la villa de Montblanc estaba siendo aterrorizada por un malvado dragón. Cuando ya no pudieron alimentarle con ganado, pusieron los nombres de sus habitantes en una urna y cada día se decidía quien moriría a la mañana siguiente.
El día que salió el nombre de la princesa, esta fue en busca del dragón pero, cuando iba a de ser devorada, acudió a su rescate un flamante caballero de brillante armadura. La princesa se hizo con la espada de Sant Jordi y ella sola descuartizó al sorprendido dragón, regalando una rosa después al aún más sorprendido Sant Jordi.
Y dejando con una sonrisa en la cara a los agradablemente sorprendidos lector@s... 😍😍😍😎