Sentado sobre la acera soy invisible.
Sin embargo, un hombre logra verme y me ofrece un café. Un café que me calienta el alma. Le sonrío y le doy las gracias. Él también sonríe. Me sonríen su boca y sus ojos. Después se va.
Solo de nuevo, observo mi cartel. El cartel que nadie escucha. El cartel que grita: “Tengo mujer y dos hijos. Y tengo hambre ”.
Pero hoy alguien lo ha escuchado. Hoy, durante unos minutos, he dejado de ser invisible y eso...
Eso me ha hecho sentir que aún existo.
Me ha hecho reflexionar... gracias