El padre y la hija mayor han ido a comprar por la mañana los tablones para la estantería, mientras la madre y la hija pequeña jugaban fuera de la casa después de dejar la comida preparada. Luego, bien entrada la tarde, el padre se ha dedicado a montar los estantes en el dormitorio que comparte la familia. Siete baldas para cuatro personas; habrá sitio de sobra para colocar las cosas de cada uno y tenerlo todo algo más ordenado en una casa tan pequeña.
Ya casi a la hora de cenar, el padre llama orgulloso a la familia para que observen el trabajo realizado y casi inmediatamente comienza la repartición de estantes.
- Yo quiero éste – dice la madre indicando el que le queda más a mano.
- ¡Vaya! ¡Justo el que había elegido yo! - exclama el padre sonriendo a su esposa.
- De acuerdo, pues yo el de abajo; no hay problema – contesta cómplice y comprensiva la mujer a su marido.
- Bueno. No pasa nada. Yo me quedaré el de arriba. Quédate tú el que has elegido -dice sonriendo el marido a su mujer.
En ese preciso momento entra corriendo la hija pequeña a la habitación y el padre le pregunta:
- Alba, ¿tú qué estante quieres?
- Yo éste – dice la pequeña ilusionada señalando el estante que la madre había elegido unos instantes atrás.
- Ése es el de la mamá. Elige otro – exige el padre.
- Es que yo quiero éste. - insiste la niña volviendo a señalar el estante de la madre- No quiero agacharme para coger mis cosas… - protesta la que apenas mide un metro y treinta centímetros.
- De acuerdo. Elegiremos de mayor a menor. Éste es el mío – dice el padre señalando el segundo estante más alto- Éste el de la mamá – indica poniendo la mano en la balda que había elegido la madre en un principio- Emma, ¿tú qué estante quieres?- pregunta el padre a su hija adolescente.
- Bueno, si lo hacemos de mayor a menor... ¿no debería elegir yo antes que mamá porque yo soy más alta?- pregunta la hija mayor con media sonrisa desde el fondo de la habitación.
Los padres se miran inquisitivos hasta que la madre responde:
- No. Lo hacemos por orden de nacimiento; no de altura. A ti te corresponde elegir en tercer lugar.
La madre sonríe dicharachera y triunfal. No desea perder su estante. Sabe que es una tontería; una nimiedad. Sin embargo, no desea ceder en este asunto. Reconoce que puede parecer egoísmo, pero no lo es en absoluto. Es sólo un reclamo del lugar que le pertenece; de su sitio; como si necesitara recordárselo a ella misma, porque sabe que en demasiadas ocasiones, mucho más importantes que ésta, ella elegirá para sí misma el último lugar.
Me encanta que el personaje de la madre se plante por una vez... la dinámica de una familia bellamente expresada😍😍😍