Me encuentro aquí, a oscuras, dentro de una caja que no quiere ser abierta desde hace más de un año, cuando en realidad lo que me gustaría es estar afuera y respirar aire navideño. Me encantaría que ellos me hubieran sacado de aquí, me hubieran colocado en la última rama del precioso árbol de Navidad ya decorado, y observarlos cantar y reír a mi alrededor festejando unas fiestas que nunca debieron dejar de celebrarse.
Sin embargo, en lugar de eso, continúo aquí dentro por segundo año consecutivo, esperando a que ellos se den cuenta de que tienen todavía mucho que celebrar.
¡Un segundo! ¡Parece que la caja se mueve! ¡¡Sí!! ¡¡Nos movemos!! ¿Significará eso que este año se han decidido por fin a poner el árbol? Bolas, Ángel, Tambor,…
¡¡¡Despertaros!!! ¡Vamos, chicos, parece que este año sí que vamos a salir de aquí!
¿Qué es eso? ¿Son voces? ¡¡Síiii!! ¡¡Creo que son ellos!! Pero... ¿por qué suenan como si estuvieran enfadados? No logro entender lo que dicen. ¿Vosotros podéis oír algo? ¡¡¡Shhhh!!! ¡¡Silencio!! ¡¡Quiero entender lo que dicen!!
Es la voz de él la irritada. La de ella es más bien conciliadora y suena algo diferente. Parece como si en este tiempo hubiera cambiado un poco su timbre. Como si no fuera tan aguda. Será porque ha crecido. Ha madurado. ¡Claro! Ya no es una niña. Se habrá convertido en una mujer. ¡Cómo me gustaría poder verla!
Un rayo de luz dorada invade la oscuridad de la caja y unas manos con las uñas pintadas de negro fuerzan los laterales de cartón hacia dentro permitiendo que un aire nuevo circule por entre todos los adornos. Las manos desaparecen de nuevo y entonces puedo escuchar las voces con mayor claridad.
–No me parece lo adecuado. Ya te lo he dicho.
–Pero papá, a ella le gustaría. Hace ya más de un año.
–¡Me da igual el tiempo que haya pasado! Para mí la Navidad ya no tiene ningún sentido.
–Pero ella querría que la celebrásemos Que fuéramos felices. Ella siempre colocaba los adornos con los villancicos de fondo. ¿Te acuerdas como canturreaba mientras colgaba las bolas?
All I want for Christmas is you comienza a sonar bajito y durante unos segundos llena el espacio. De repente la música cesa.
–¡No! ¡Para mí es demasiado! ¡No puedo hacerlo!
La mano de uñas negras penetra en la caja y se lleva consigo una bola dorada.
–De acuerdo. Lo haremos sin música.
Los dedos largos pintados de negro se introducen en la caja una y otra vez y en cada ocasión salen acompañados de un adorno distinto.
–¿Recuerdas lo que le gustaban a mamá este tambor? Siempre decía que, aunque era muy viejo y estaba algo descolorido, le gustaba ponerlo delante porque le traía recuerdos de la abuela. ¿Te acuerdas?
Los adornos navideños que me rodean van saliendo uno tras otro.
–¡Mira el angelito! ¿Quieres ponerlo tú? ¿Te acuerdas cuando, de niña, lo rompí sin querer y tú te enfadaste conmigo? Recuerdo que me puse a llorar desconsolada y mamá me llevo de la mano y me sentó a la mesa, trajo el pegamento y te pidió que nos ayudaras a arreglarlo. Sonaban en aquel momento el villancico del burrito sabanero. Me acuerdo como si fuera ayer. Mamá comenzó a cantar, colocó pegamento en las dos partes de la figurita y me dijo que las mantuviera muy juntas. Tú te sentaste al otro lado de la mesa y me besaste en la cabeza. “Ay mi burrita sabanera”, dijiste. Y, entonces, yo dejé de llorar. ¿Te acuerdas?
Un silencio llena el ambiente. Luego puedo escuchar una leve sonrisa.
–¡Claro que me acuerdo!
De repente me doy cuenta de que estoy sola en la caja. Ya no hay adornos a mi alrededor. Una tierna y suave mano me abraza y me saca de la penumbra hacia la brillante luz del comedor. Desde esa pequeña mano puedo admirar el precioso árbol lleno de luces y colores que resplandece y da vida a toda la casa.
–¿Puedo ponerla yo?
Me desplazo en el aire y aterrizo en unas manos arrugadas pero firmes que me elevan hasta un privilegiado lugar. Desde allí, observo como un padre rodea amorosamente con el brazo a una hija mientras ambos admiran un árbol de Navidad lleno de bonitos recuerdos.
–Mamá estaría orgullosa –le dice a su padre.
Mi marido sonríe.
Y yo pienso. “Claro que lo estoy”
Muy emotivo!!!😭😭
Precioso y emotivo relato, como para presentarlo a un concurso. Enhorabuena, Silvia.
Muy chulo el secreto que esconde...😍😍😍