Arrastraba los pies al caminar porque su gran corazón pesaba. Lo había llenado con sacos y sacos de ladrillos que había ido amontonando en un rincón. De vez en cuando, se acordaba de ellos y, sin embargo, no se aventuraba a tirar ninguno por miedo a herir a alguien en el lanzamiento.
Un día, se le ocurrió que podría machacar los ladrillos con mucho esfuerzo hasta convertirlos en pequeñas motas de polvo que, después, dejaría escapar a través de una diminuta ventana construida en su corazón.
Al principio, le llevó mucho tiempo convertir en polvo cada ladrillo pero, con la experiencia y el transcurrir del tiempo, cada vez le fue resultando más sencillo hasta que, por fin, se deshizo de todos y cada uno de los ladrillos que había almacenado durante años y aprendió a no acumular más.
Dicen que, desde entonces, vuela más que camina.
Me ha encantado. Así deberíamos hacer para sentirnos mejor, menos pesados y más libres.
Enhorabuena Silvia, cada día te superas.
Ohhhh que bonitoooo ❤️
Todos deberíamos aprender a hacerlo😍😍😍y volar más que caminar