“Guárdala hasta que llegue el momento adecuado”, le dijo su padre antes de morir.
Pensó en abrirla el día de su boda, pocos años después, pero no le pareció oportuno. Volvió a planteárselo con el nacimiento de su primer hijo, aunque, de nuevo, desechó la idea. Le rondó por la cabeza con su ascenso en el trabajo, cuando compraron su casa nueva, al jubilarse; sin embargo, nada parecía ser suficientemente bueno.
“Trae la vieja botella de brandy de Jerez que guardo en mi armario”, le dijo a su primogénito, ya en su lecho de muerte. “Disfrútala con las pequeñas cosas que te ofrece la vida”
Me ha encantado porque es verdad. Así somos los seres humanos.
Genial micro, muy emotivo. Enhorabuena.
Carpe diem... tempus fugit