No solo los golpes duelen, pienso mientras, llorosa, doblo mi blusa sentada a los pies de nuestra cama. También hieren los insultos y esa forma despectiva que tienes de hablarme, haciéndome sentir que no valgo nada, como si eso te hiciera más hombre. Igualmente me lastimas cuando me humillas delante de tus amigos o te crees con derecho de darme órdenes, tratándome como si fuera ignorante o tu esclava.
No solo los golpes duelen. No obstante, puedes estar seguro de que no recibiré el primero para comprobarlo. Cuando vuelvas ya no estaré aquÃ, aseguro mientras coloco la última pieza de vestir dentro de mi maleta y la cierro después.
No sólo los golpes duelen, pienso cuando cierro la puerta de una vida a la que nunca voy a volver.