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  • Foto del escritorS.D.Esteban

Torero

Se santiguó tres veces y salió al ruedo. Todos lo observaban. A Daniel y al animal que tenía enfrente. Fiero, despiadado. Tras unos segundos de tensión y reconocimiento muto, el enemigo se acercó confiado, destilando rabia. Daniel tenía miedo, pero no lo demostraría. Hoy no. Cuando la bestia iba a embestirlo, Daniel paró el golpe, le cogió del brazo y se lo retorció a la espalda. “No volverás a hacerme daño” susurró con arrojo al oído del abusón. Después salió del patio del colegio por la puerta grande.


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