top of page

Mi papá

  • Foto del escritor: S.D.Esteban
    S.D.Esteban
  • 22 feb
  • 3 Min. de lectura

Mi papá a veces me da miedo. Cuando se enfada junta las cejas, arruga los ojos y aprieta mucho los labios, como si quisiera hacerlos desaparecer, y respira despacio y fuerte al mismo tiempo, como un toro. Entonces yo salgo de la habitación porque van a venir los gritos y las palabras feas. Me encierro en mi cuarto y no salgo hasta que mi mamá viene a buscarme. Normalmente llega llorando y me abraza fuerte. Me dice que todo está bien, que no me preocupe, que ya ha pasado, pero ella no para de llorar hasta que pasa mucho rato y a veces se queda a dormir conmigo en vez de con mi papá.

Otras veces mi papá está contento y vamos todos juntos a jugar al parque. Estos son los días que más me gustan. Me empuja en el columpio y me pregunta si quiero llegar más alto. Yo contesto que hasta la luna y entonces él se ríe mucho y empuja más fuerte. Yo también río y mamá nos mira contenta desde un banco. Después nos vamos a merendar al bar. Me gusta los días que bajamos al parque porque nadie grita y todos estamos contentos. La pena es que no pueden ser muchos días porque mi papá trabaja mucho y vive a veces fuera de casa. Es el dueño de una empresa muy importante que lleva frutas muy lejos para que se las puedan comer otros niños como yo.

Su trabajo debe de ser muy duro porque a veces llega a casa muy cansado y duerme muchas horas seguidas. Yo pongo la tele muy bajita e intento no hacer ruido para no despertarlo y que no se enfade conmigo. Una vez estaba yo jugando con mis muñecas cuando le desperté sin querer. Salió de la habitación solo con los calzoncillos y me miró con esos ojos pequeños y casi sin boca respirando fuerte. Sentí tanto miedo que casi me hice pipí encima, pero mi papá no me chilló ni nada. Se volvió otra vez a la cama y mamá me acompañó a mi cuarto para que siguiera jugando allí.

Los domingos que mi papá está en casa vamos a comer a casa de mis abuelos. Allí yo tengo una habitación muy grande para mi solita con muchos juguetes y cada vez que voy hay un juguete nuevo. Aunque no me gusta mucho ir porque mi mamá allí parece un poco triste y siempre está muy callada y mira al suelo todo el rato.

Algunas veces, cuando mi papá está de viaje, vamos a ver a mis otros abuelitos. Su casa es muy pequeña y huele un poco raro, pero mis abuelitos juegan mucho conmigo al escondite, al pica pared, al pilla pilla y lo pasamos muy bien. Hace unos días, cuando estaba jugando con mi abuelito, mamá y la abuelita se pusieron a hablar en voz baja y se abrazaron fuerte y mucho rato. Ví como mi mamá lloraba un poco y se quitaba las lágrimas rápido como para que no la viera, pero yo la vi. Cuando nos fuimos, la abuelita me dio un caramelo y me dijo que no se lo dijera a mi papá. Yo me lo comí de camino a casa.

Como se acerca el día del padre he hecho una mariquita con una piedra en clase de plástica para que mi papá la use en su trabajo para sujetar los papeles importantes. La he pintado de rojo con unos puntitos negros muy chulos. Cuando se la he enseñado a mamá ella me ha dicho que papá esta otra vez de viaje pero que esta vez voy a tardar en verlo mucho más, que es un viaje mucho más largo, pero que si quiero podemos enviarle la mariquita por correo para que la pueda tener el día de los padres. Después ha dicho que se iba a preparar la cena pero yo sé que se ha puesto a llorar porque oía como se sonaba los mocos con un pañuelo y en la cena tenía los ojos un poco rojos.

Creo que está triste porque la mariquita que he hecho es para mi papá y ella no tiene ninguna, así que haré otra igual para ella en clase de plástica y así mi mamá se pondrá muy contenta y no llorará más.

Entradas recientes

Ver todo

6 Comments


montsefuster.mon
montsefuster.mon
Feb 22

Que relato tan triste y real. Los hij@s son los más vulnerables. La vida nos pone retos que a veces desde edad temprana hemos de lidiar con ellos.

Me encanta la visión de la peque, que aunque viva situaciones con gritos, lloros y miedos en ocasiones, es capaz de ofrecer su cariño con sus mariquitas a su papá y… a su mamá.

Like
S.D.Esteban
S.D.Esteban
Feb 22
Replying to

¡Hola Montse! Tienes razón: los niños tienen eso. Por eso son tan puros, tan verdaderos... y a la vez tan frágiles. ¡Un abrazo de esos enormes! ;-)

Like

rodrigomartinezpuerta
Feb 22

Qué bonito! La narración desprende una gran ternura bajo la cual subyace el verdadero drama. Triste y hermoso a la vez. Enhorabuena.

Like
S.D.Esteban
S.D.Esteban
Feb 22
Replying to

¡Qué bueno leerte de nuevo en mi casa, Rodro! Muchísimas gracias por tu presencia.

Acabo de darme cuenta de que tu comentario me ha trasladado de repente a tu tierna protagonista... (¿Larita?) ¡Qué bellos recuerdos! Un abrazo, compañero.

Like

beaolis
Feb 22

Bendita ella que no se percibe la realidad en toda su dimensión... la inocencia la protege de ello. Un relato perfecto ahora que se acerca el día del padre... ese significado que se vive en el corazón, no en las palabras. Sentir que alguien ES tu padre, o que HAY alguien que te dicen que lo es. Enhorabuena😍😍😍

Like
S.D.Esteban
S.D.Esteban
Feb 22
Replying to

Pues sí, Beatriz, la inocencia nos protege en principio hasta que la dureza de la vida nos sitúa en medio de la arena de un circo como gladiadores desprotegidos. Menos mal que hemos sabido fabricar nuestras propias armas. Un abrazo!

Like
Join my mailing list

Thanks for submitting!

© 2023 by The Book Lover. Proudly created with Wix.com

bottom of page