Su preciada colección estaba casi terminada. El anciano fijó en su lugar la última foto y repasó, en su álbum y en su memoria, todas las mujeres que habían formado parte de su vida sin llenar su vacío.
Al escuchar que ella introducía las llaves en la cerradura se dirigió raudo a la cocina. “Eugenio, ¿estás ahí?”, escuchó. Agarró un afilado cuchillo y esperó oculto tras la puerta.
Aquella mujer sería la última. Su madre estaría orgullosa.
Escalofríos.... me encanta cómo haces que me sorprenda de mis propios prejuicios.... y que además (atención: spolier) me cague de miedo. Muy bueno😍😍😍